Té Pu-erh Sheng – Fermentación Natural desde Yunnan
El Té Pu-erh Sheng (también llamado Puerh crudo o puerh verde) es un té asiático de fermentación natural, elaborado con hojas de Camellia sinensis cosechadas a mano en la provincia de Yunnan, China, cuna ancestral de este tipo de té.
Después de la cosecha, las hojas se secan al sol y se prensan en tortas o ladrillos compactos, que luego se almacenan durante meses, años o incluso décadas.
Con el paso del tiempo, este té evoluciona lentamente, desarrollando un perfil aromático complejo, con notas herbáceas, minerales y sutilmente terrosas.
A diferencia del Pu-erh maduro, el Sheng Pu-erh conserva un carácter más vivo, fresco y vegetal, ideal para quienes buscan una experiencia auténtica y natural, sin procesos de fermentación acelerada.
Beneficios del Té Pu-erh Sheng
-
Favorece la digestión y el equilibrio intestinal gracias a su fermentación natural.
-
Contribuye a la depuración del organismo, ayudando al metabolismo graso.
-
Contiene antioxidantes que combaten el estrés oxidativo y fortalecen las defensas.
-
Es un excelente energizante suave, sin la acidez que puede generar el café.
-
Aporta claridad mental y sensación de bienestar, típica de los tés vivos y no industrializados.
-
Su proceso artesanal permite que madure con el tiempo, mejorando su sabor y valor nutricional.
Preguntas frecuentes
¿Qué diferencia hay entre el Pu-erh Sheng y el Pu-erh maduro?
El Sheng Pu-erh fermenta naturalmente con el paso del tiempo, mientras que el maduro (Shou) se somete a un proceso acelerado de fermentación. El Sheng conserva notas más frescas y herbales.
¿Cómo se prepara el té Pu-erh Sheng?
Usá agua a unos 90 °C, sin hervir, y dejá infusionar entre 2 y 4 minutos. Podés reutilizar las mismas hojas varias veces, notando cómo cambia el sabor en cada infusión.
¿Se puede tomar todos los días?
Sí. Es un té suave para el sistema digestivo, ideal después de las comidas o como acompañamiento de una alimentación consciente.
¿Cómo conservarlo?
Guardalo en un lugar fresco, seco y oscuro, sin humedad ni olores fuertes. Si está en forma de torta o ladrillo, no lo encierres al vacío: necesita “respirar” para seguir madurando.
